Las alfombras para pasillos son un excelente recurso para decorar y proteger el suelo de esta zona de la casa. Son perfectas para aportar calidez a las zonas de tránsito y vestir los suelos sin recargar los ambientes. A continuación, te desvelamos las claves para escoger el modelo más adecuado para tu hogar.
Ventajas de las alfombras de pasillos

Las alfombras para pasillos aportan calidez y confort a los ambientes, especialmente en los meses más fríos.
Reducen el ruido y amortiguan los pasos, lo que mejora la acústica y la intimidad del hogar.
Frenan la entrada de suciedad y polvo al atrapar las partículas que se desprenden del calzado, evitando que se extiendan por el resto de la casa o el negocio
Protegen el suelo al evitar el desgaste, los arañazos o las manchas que puedan producirse por el uso frecuente o el roce de los muebles.

Evitan accidentes al proporcionar una superficie antideslizante y amortiguar la pisada, reduciendo el riesgo de caídas o resbalones.
Aportan más comodidad y reducen el cansancio al ofrecer una sensación de calidez y suavidad al caminar, especialmente en invierno.
Las alfombras son aislantes térmicas y acústicas al impedir la pérdida de calor y el paso del ruido entre las habitaciones, creando un ambiente más confortable y tranquilo.
Añaden color y estilo al pasillo, creando un efecto visual atractivo y armonioso.
Factores para elegir las alfombras para pasillos

A la hora de elegir las alfombras para pasillos hay que tener en cuenta algunos factores.
El tamaño y la forma del pasillo. Se debe medir el espacio disponible y elegir una alfombra que se adapte al ancho y al largo del pasillo, sin que quede demasiado holgada ni demasiado ajustada. También se debe tener en cuenta si el pasillo es recto o tiene curvas, y elegir una alfombra que siga el contorno del suelo.
Es aconsejable que la alfombra cubra al menos el 80% del largo del pasillo y que deje unos 10 cm de margen a cada lado. La forma de la alfombra puede ser rectangular, ovalada o irregular, dependiendo del espacio disponible y del efecto deseado.

El material y la textura de la alfombra. Se debe optar por un material resistente y duradero, que soporte el tráfico frecuente y que sea fácil de limpiar, ya que el pasillo es una zona de mucho tránsito y desgaste. Se recomienda optar por materiales sintéticos o naturales que no se ensucien ni se estropeen con facilidad, como el polipropileno, el algodón o la lana. También se debe evitar las alfombras que resbalen o que se arruguen, y usar un antideslizante debajo si es necesario.
La textura de la alfombra puede ser lisa, con relieve o con estampados, según el estilo decorativo y el grado de sofisticación que se quiera lograr.

Se debe escoger un color que combine con el resto de los elementos del pasillo, como las paredes, los muebles o las lámparas. El color puede ser neutro, como el beige, el gris o el blanco, o más llamativo, como el rojo, el azul o el verde.
El diseño de la alfombra puede ser geométrico, floral, étnico o abstracto, entre otros. Se puede jugar con los estampados, las texturas y los materiales de la alfombra, siempre que no recarguen demasiado el espacio. Lo importante es que aporte calidez y personalidad al ambiente y que armonice con el resto de la decoración del pasillo y de la casa.

Opta por alfombras de pelo corto que soportan mejor las pisadas y olvídate de los modelos de pelo largo.
Si el pasillo no recibe mucha luz natural es recomendable que escojas una alfombra de colores claros, cálido que aporten luminosidad a la zona. Si por el contrario el pasillo recibe luz natural puede optar por una alfombra de colores vivos y alegres que aporten un toque original.
Limpieza y mantenimiento de las alfombras de pasillos

Para que las alfombras de pasillos se mantengan en perfecto estado durante mucho tiempo hay que seguir una seguir unas pautas de limpieza y mantenimiento.
Hay que aspirar las alfombras al menos una vez por semana, o con mayor frecuencia si hay mucho tráfico de personas o mascotas. Esto sirve para todos los materiales incluidos las fibras vegetales.
Ventila las alfombras periódicamente, colocándolas al sol o al aire libre, para eliminar los malos olores y los ácaros. Es recomendables sacudir las alfombras una vez al año.
Limpia las manchas lo antes posible, utilizando productos adecuados para el tipo de alfombra y de suciedad. Se puede usar un paño húmedo, un cepillo suave o una esponja, según el caso.

Un buen limpiador casero para limpiar es la mezcla de agua con un chorro de amoniaco y unas gotas de jabón neutro. Limpia la mancha sin frotar, con pequeños toques y de fuera hacia dentro para que no se extienda más.
Evita el uso de productos abrasivos, químicos o con cloro, que puedan dañar las fibras o los colores de las alfombras.